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miércoles, 2 de junio de 2010

LA REACCION DE LUCHA O HUIDA

La respuesta del cuerpo a los desafíos y peligros se conoce como reacción de "lucha o huida".


Es una compleja reacción en cadena de cambios fisiológicos y bioquímicos, en la que participan el cerebro, el sistema nervioso y diversas hormonas. Como resultado de ello, el cuerpo se pone en estado de "alerta total".


Ya nos enfrentemos con un situación en que la vida se ve amenazada, con una carrera o con un plazo que cumplir, tenemos la energía necesaria para reaccionar ante cualquier tipo de reto. En respuesta al estrés, ciertas sustancias químicas, como la adrenalina, y el aumento de la presión sanguínea, los latidos del corazón, la toma de oxígeno y la circulación de la sangre en los músculos, se combinan y nos proporcionan la energía, la fuerza y la viveza mental necesarias para reaccionar de la mejor manera posible.

La reacción afecta también a otras partes del cuerpo. Sudamos, el sistema digestivo se cierra (lo que explica las úlceras provocadas por el estrés), y los músculos se tensan y se disponen a la acción.

- LA PRODUCCION DE ESTRÉS

El sistema nervioso autónomo no puede establecer una diferencia entre los distintos tipos de excitación a que nos vemos sometidos. Así la reacción del organismo es la misma cuando nos encontramos con un atasco en el tráfico, que cuando nos persigue un toro enloquecido.

La reacción de lucha o huida ante el estrés es perfectamente saludable siempre y cuando sea provocada por una situación real y podamos utilizar la energía que genera, tal como haríamos para escaparnos del toro. Pero cuando es inapropiada o se mantiene durante demasiado tiempo, esa energía puede producir un tipo de estrés dañino y aumentar las tensiones nerviosas. Cuando esto ocurre, lo que comenzó siendo un desencadenamiento de reflejos positivo y normal para ayudar al funcionamiento saludable del cuerpo se convierte en algo poco saludable y contraproducente.


Si dicha situación persiste durante mucho tiempo, puede causar una enfermedad grave.

Investigaciones recientes sobre la interacción entre mente y cuerpo han demostrado que, a menudo, el cuerpo se pone inconscientemente en estado de alerta debido a nuestras propias actitudes psicológicas y emotivas ante el estrés. Emociones ante situaciones que aún no han ocurrido, como la impaciencia, la angustia, la ira y el miedo, pueden producir el mismo tipo de impulsos nerviosos y de reacciones químicas que si nos enfrentásemos a una situación real y concreta.

El hipotálamo recibe los mensajes que le llegan de las diferentes partes del cerebro y comienza a preparar el cuerpo para algo que no ha ocurrido y quizá nunca ocurra. Así las sustancias químicas se acumulan y aumenta la tensión muscular. Además, si Vd. es un "adicto al estrés" y disfruta de la sensación proporcionada por un alto nivel de sustancias químicas como la noradrenalina, la sensación de estar colocado y lleno de energía puede hacer que, sin darte cuenta, busques nuevas fuentes de excitación. La reacción de lucha o huida se atenúa cuando desaparece o se resuelve el origen del estrés.

Por tanto, cuando nos enfrentamos con una situación angustiosa hemos de utilizar la energía provocada por la reacción de lucha o huida, o bien aprender a "apagar el mecanismo" utilizando un ejercicio o una técnica de relajación consciente. Solamente así lograremos que nuestro organismo se relaje nuevamente, a medida que el ritmo cardíaco, la presión sanguínea, el consumo de oxígeno y la tensión muscular vuelven a un nivel normal, mientras la sangre vuelve a fluir hacia los músculos, los órganos interiores y la piel.


Al pasar de la excitación a la relajación, los órganos del cuerpo se renuevan y vuelven a funcionar normalmente... Mucha luz para todos...


*•.¸('*•.¸Sabrina Viertz ¸.•*´)¸.•*

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